“ALICIA”
Alicia era una chica de Carmona
con intrépidas aficiones, entre ellas la arqueología. Un día en su casa recibió
una carta donde se le informaba de la posibilidad de encontrar restos
arqueológicos en una zona determinada de Carmona.
Esta carta hizo cambiar el rumbo
de su vida ya que su afición por encontrar restos de la historia antigua de su
ciudad, le llevó a organizar una excursión por la vega de Carmona en busca de
lo que ni ella sabía.
Un sábado por la mañana cogió su
mochila al hombro, con sus herramientas de arqueología, algo de comer y la
cantimplora con agua fresca. Bajó a la
Alameda y siguió el camino del matadero para llegar a la Vía Verde, paseando
por este camino en dirección al Viso del Alcor contemplando la belleza de los
Alcores.
Al filo del mediodía paró a
descansar a la sombra de un olivar. Eran mediados de septiembre, fecha del
verdeo, y mientras descansaba y bebía un poco de agua, observaba cómo los
jornaleros cogían las aceitunas de los olivos.
Siguió su camino y se adentró en
los huecos y cavernas existentes en las faldas del parque del Almendral, donde
entre piedras y mucho albero, ayudándose de su brocha y su martillo encontró
una losa de cerámica donde se ilustraba el rostro de un varón adulto, ¿sería
alguien famoso en época romana, o cuando los árabes?
Tomó la cerámica y la introdujo
en su bolsa con mucho cuidado, informando a las
autoridades locales de su hallazgo al lunes siguiente.
Desde aquel momento esta pieza
con el rostro del hombre desconocido está expuesta en el famoso museo de
arqueología de nuestra ciudad.
Alicia, orgullosa, pero también
tímida fue homenajeada por el Excmo. Ayuntamiento, y recibió una réplica exacta
de su descubrimiento, que actualmente cuelga de su salón acristalado.
Pablo Vaca Rodríguez
"SOÑAR"
Hacia años que no visitaba Carmona, mi pueblo de la infancia; me puse a pensar y sin darme cuenta me quedé dormido y empecé a soñar.
Soñé con un
día soleado de primavera cuando el campo aún está verde, las casas blancas y en
el fondo la muralla y la torre de San Pedro.
También pude
recordar las personas que viven allí, hombres trabajando en el campo, en la
recogida de la aceituna; trabajo al que se dedican la mayoría de sus
habitantes.
Soñé con sus
patios, con sus puertas de madera, sus paredes pintadas con cal y desconchadas,
sus macetas y la silla de enea para descansar durante la siesta.
Recordé a
grupos de personas en bares, hablando tranquilamente y disfrutando del buen
tiempo.
Cuando
desperté de ese sueño tan bonito, prometí volver pronto a Carmona para
disfrutar de mi pueblo.
ANTONIO ROALES LÓPEZ
2 comentarios:
Me gusta tu historia
Miguel
Me parece que Pablo ha hecho un gran trabajo. Esa historia es muy interesante. Sonia Martínez Martínez 5ºB.
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